En algún lugar entre Bolívar y Valencia apareció el mar. Era de un azul insólito. Sentí que toda esa calma que proporcionaban sus olas tímidas era un regalo, una forma de resarcirme por tanta carretera ingrata.
En algún lugar entre Bolívar y Valencia apareció el mar. Era de un azul insólito. Sentí que toda esa calma que proporcionaban sus olas tímidas era un regalo, una forma de resarcirme por tanta carretera ingrata.